En 5 años Rusia no ha vendido armas en Latinoamérica
Por su parte, América Latina fue
un amplio mercado entre los años 2004 a 2014, cuando aumentó notablemente su
volumen de compras de armamento superando ocasionalmente a Estados Unidos como
principal suministrador de armas a la región, gracias sobre todo a los pedidos
de la Venezuela de Hugo Chávez.
Pero ahora Rusia acumula ya cinco
años sin vender armas a Latinoamérica. Terminado el periodo de bonanza
económica, las adquisiciones totales de armas descendieron. Si en 2010-2014 las
compras de material militar por parte de Latinoamérica fueron el 10% de las
transferencias globales de armas, en 2015-2019 cayeron al 5,7%, suponiendo un
descenso del 40% entre ambos periodos.
El último informe que abarca de 2017-2021, indica que la importación de armas de los países sudamericanos cayó un 55%, marcando una acentuación de la tendencia, plenamente acorde con el empeoramiento económico, aunque en los últimos años solo Brasil ha mantenido un gasto sustancial, seguido por Chile, con un aumento del 16%.
La caída de las importaciones de
armas ha ido acompañada de un descenso del protagonismo ruso en Latinoamérica.
Desde 2017 ningún país de la región ha adquirido armas rusas, y en 2017 solo lo
hizo Nicaragua, ya por debajo de sus volúmenes de compras anteriores. En 2015 y
2016 solo hubo tres países compradores: Brasil, Perú y Nicaragua. Las últimas
adquisiciones de Venezuela fueron en 2014, mientras que las de México se dieron
en 2012. En el periodo 2015-2019 Rusia solo realizó a Latinoamérica el 0,8% de
sus exportaciones –volviendo al reducido nivel previo al auge ya descrito– y
desde entonces no ha realizado ninguna más. En sus menguadas compras, los
países latinoamericanos han mantenido otros proveedores.
Entre 2017 y 2021, justo antes del comienzo de la invasión de Ucrania en febrero de 2022, las exportaciones de armas de Rusia disminuyeron desde el 24% que representaban a nivel mundial hasta el 19% de 2011-2016. Sus ventas se concentraron en cuatro países (India, China, Egipto y Argelia), que supusieron el 73% de sus transferencias. El 61% de sus exportaciones fueron para Asia y Oceanía, el 20% para Oriente Medio, el 14% para África y casi el 5% restante para Europa (en el caso de Latinoamérica, en ese periodo solo hubo venta de armas rusas en 2017, a Nicaragua).
Otro aspecto que puede influir en
la comercialización de las armas rusas es su grado de desarrollo tecnológico.
Si bien la actuación militar de Rusia en 2008 en Georgia fue un éxito, quedó
claro que había ciertas deficiencias en su armamento. Por ello, en 2010 Rusia
anunció un plan de modernización de su equipamiento militar de diez años de duración,
aumentando su presupuesto de defensa y destinando 650.000 millones de dólares
para renovar su ejército.
Moscú ha logrado impacto en el
mercado con algunos desarrollos, como sus sistemas de defensa antiaérea, pero
la invasión de Ucrania está demostrando, el carácter obsoleto de buena parte
del material ruso, lo que perjudica su imagen como exportador de armamento.
Tampoco ayuda a su reputación el que Rusia tenga que contar para su campaña en
Ucrania con la ayuda de algún país de menor nivel, como Irán.
Puedes ver el texto de la Universidad de Navarra en el siguiente enlace: https://www.unav.edu/web/global-affairs/larga-sequia-en-la-venta-de-armas-de-rusia-a-latinoamerica
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